Por qué el balancín es genial

Para los adultos, el balancín puede parecer una simple pieza curvada de madera. Pero para los niños, es un juguete que ofrece infinitas oportunidades de juego funcional. De hecho, puedes usar este juguete versátil desde los 8 meses hasta su niñez. Sigue leyendo para descubrir por qué el balancín es un juguete genial para los más pequeños, y hazte con ideas para ejercicios que ayuden a desarrollar sus habilidades motoras. 

Puntos destacados:  

• Con un balancín, tu hijo mejora su:  
• Equilibrio, que es esencial para gatear, caminar, correr, saltar, etc.  
• Control general del cuerpo y coordinación de los movimientos.  
• Reflejo paracaídas (el reflejo para evitar caídas). 
• Pensamiento creativo, ya que el balancín se puede utilizar para casi cualquier cosa que se le pase por la cabeza.  
• Los balancines se pueden emplear para bebés a partir de los 8 meses y hasta la niñez. 

¿Cuáles son los beneficios claves para el desarrollo?

Un balancín le ayuda a fortalecer su sentido del equilibrio, coordinación y reflejo paracaídas (para evitar caídas), todo lo necesario para gatear, caminar, correr, saltar, etc. Mette Vainer Wegloop, experta en el desarrollo motor infantil, explica lo que sucede cuando los niños juegan con un balancín:

"Cuando tu pequeño se sube al balancín, ya sea sentado, a gatas o de pie, los movimientos del balancín estimularan sus sistemas vestibulares y propioceptivos. El sistema vestibular del oído interno es responsable del equilibrio, mientras que la propiocepción es nuestra capacidad subconsciente para ajustar la posición corporal al entorno externo. Por ejemplo, al caminar por la calle, adapto los pies de forma subconsciente a los baches del camino”, dice la experta.

Cuanto más juegue con el balancín, más fácil le resultará coordinar los movimientos corporales y flexionar los músculos adecuados en el momento exacto. Y cuando empiece a andar, el balancín seguirá estimulándolo a pensar de forma creativa. Por ejemplo, verás que este juguete es un excelente túnel para trenes de juguete, coches y similares.

Cómo usar el balancín

Puede mantener el equilibrio, sentarse en él, saltarlo, usarlo para montar estructuras: las posibilidades de juego solo están limitadas por su imaginación. Mette Vainer Wegloop utiliza balancines en su trabajo como terapeuta ocupacional infantil. A continuación, tienes sus ejercicios favoritos para entrenar la fortaleza física y las habilidades motrices de los pequeños.

8 meses - 1 año:

“Puedes usar un balancín desde que tu bebe cumple los 8 meses en adelante. Coloca el balancín boca abajo y deja que el bebé gatee por encima. A continuación, deja que baje poco a poco por el otro lado, ya sea gateando o deslizándose. Así aprenderá a gatear y superar obstáculos.

Coloca el balancín boca arriba y pon al bebé a gatas mientras mueves suavemente el balancín. De este modo, fortalecerá su equilibrio y control corporal.”

1-2 años:

“Coloca el balancín boca abajo y deja que tu pequeño camine encima mientras lo sostienes por las caderas. Si sujeta un peluche, este ejercicio de equilibrio y caminar se vuelve aún más difícil.

Coloca el balancín boca arriba y haz que tu bebé se ponga a gatas o de pie (con tu ayuda), y mueve suavemente el balancín. De este modo, fortalecerá su equilibrio y control corporal.”

2-3 años:

“Coloca el balancín boca arriba y deja que tu pequeño lo meza, ya sea sentado, de pie o combinando ambas posturas. Este ejercicio es fantástico para su equilibrio y sus habilidades motoras gruesas.

Coloca el balancín boca abajo para que salte desde arriba. También podéis jugar a lanzar bolitas o pufes en un recipiente para mejorar sus habilidades de apuntar y lanzar. Así entrena las habilidades motoras gruesas y la precisión.”

3-4 años:

“A esta edad, tu hijo utiliza los balancines de forma creativa e independiente. Quizás le resulte divertido sentarse o tumbarse boca arriba y hacer que el balancín se mueva, usando solo las piernas para iniciar el movimiento. O también se puede utilizar para jugar a no tocar el suelo, como si el suelo quemase: ¡es todo cuestión de imaginación!”